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19 de mayo de 2010

A. VIVALDI, La Primavera (Las Cuatro Estaciones) - Nigel Kennedy



¡Buenos días! Hoy toca un "hit". Antonio Vivaldi, “Il prete rosso” (sacerdote y pelirrojo), es uno de los compositores más célebres de la Historia de la Música, nacido el 4 de marzo de 1.678 en Venecia, y muerto en la indigencia (triste sino el de los músicos) en Viena el 28 de julio de 1.741.
Escribió nada menos que 46 óperas, de nombres tan rimbombantes como La costanza trionfante degl'amori e degl'odii o La fede tradita e vendicata . Trabajó como maestro de capilla en el Ospedale della Pièta, un orfanato para niñas huérfanas, para las que compuso alguna de sus óperas y también obras sacras como Glorias, Credos y Oratorios.

Es el maestro fundador del género concierto (compuso 477). Como virtuoso del violín que era, centró su producción en el lucimiento de este instrumento. El violín, junto con la orquesta, protagonizan "Il cimento dell'armonia e dell'inventione”, publicado en 1.726, que contiene la famosa serie “Las cuatro estaciones”. Bach admiraba tanto la obra de Vivaldi, que la transcribió completa.

Las Cuatro Estaciones es uno de los pilares de la música instrumental barroca. Alguno de sus fragmentos es celebérrimo, como el largo del Invierno, o el impetuoso Verano. Sin embargo, se lleva el óscar a la música más reconocida el allegro de la Primavera o Concierto número 1 en Mi Mayor.

El Barroco es un arte de contrastes (Caravaggio, Bernini), lo cual se refleja en la música mediante diferentes recursos: el cambio de dinámica forte-piano, la oposición de tempo allegro-adagio, y el contraste entre instrumentos. Vivaldi se vale de todos los elementos a su disposición para crear una obra puramente descriptiva de una jornada primaveral en el campo. Para que no cupiesen dudas del significado de cada frase, el mismo compositor hiló unos sonetos referidos a cada concierto.

La Primavera está compuesta para un violín solista (Nigel Kennedy), que mantiene una disputa (concerto) con la orquesta de cuerda, formada por violines, violas, violoncellos, contrabajos y clave, que realiza el bajo continuo. El allegro (primer movimiento) se conforma alrededor de un estribillo o ritornello: el tema de la Primavera.

La obra comienza con un luminoso tema de tres compases, que Vivaldi asocia a la llegada de la primavera. Inmediatamente, el tutti (el grueso de la orquesta) repite el tema en piano (suave), a modo de eco. El tema continúa en 00:15 en forte, con el violín junto a la orquesta, repetido en eco. En 00:29 dialogan el solista y el segundo violín, imitando el canto de los pájaros. Los violines gorjean y se recrean en los agudos. En 1´ la orquesta retorna el tema primaveral, para dejar paso en 1:07 al discurrir de los arroyos y las fuentes, mediante escalas ascendentes y descendentes, rápidas y alegres, mientras la brisa juega con las hojas. En 1:29 vuelve a asomar el sol. En 1:35, los nubarrones rielan a toda velocidad y ocultan el sol, oscureciéndose el paisaje; el ámbito se vuelve grave. El violín solista imita con rabiosas escalas ascendentes los rayos y truenos que atraviesan la oscuridad. La velocidad de las figuraciones imita la inestabilidad atmosférica y el viento que barre las praderas. En 2´, retorna el tema de la primavera, pero en modo menor. En 2:07 se relaja la armonía, que vuelve al tono mayor: las alondras sobrevuelan con delicadeza las laderas. En 2:45, los instrumentos llaman a la primavera, que instala su luz sobre el paisaje.

Como ya dije, il prete rosso escribió un soneto para ilustrar cada una de sus piezas. La Primavera es un ejemplo de la unión de las artes, que se aliaron en Vivaldi para crear una obra inmortal.























Los secaderos de Haarlem, J. van Ruisdael (1.675)

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