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9 de enero de 2010

JUAN DEL ENCINA, Fata la parte


Juan del Encina (Encina de San Silvestre, Salamanca, 1.468- León, 1.529) fue un poeta, músico y dramaturgo del Prerrenacimiento de la España de los Reyes Católicos.


Estudió Derecho en Salamanca con Nebrija, y música con su hermano Diego. Vivió en Salamanca y Roma (al servicio de los papas Alejandro VI – Borgia - , Julio II – el de la Capilla Sixtina - y León X). Trabajó para el segundo Duque de Alba en su corte, fue prior en León, peregrinó a Jerusalén. Destacó por sus glosas y disfrutó en vida de las múltiples reediciones de sus villancicos. Algunos de ellos son : Todos los bienes del mundo, Ay triste que vengo (una pavana), Cú cú, Una sañosa porfía, Más vale trocar, Hoy comamos y bebamos, y el que nos ocupa, Fata la parte.
En estos años, España adquiere un cierto nivel económico y social, gracias a la estabilidad política, de mano de los Reyes católicos. En las capillas musicales, religiosas y nobiliarias, bulle la creatividad.

La música española profana del Renacimiento destaca por su simplificación en el uso de los medios técnicos, porque prima la expresión (vs contrapunto), el color armónico y la utilización de la lengua nacional, salpicada de términos en francés e italiano.

El villancico (pequeña canción villana) es un tipo de poesía de estilo popular o rústico, que aparece en España en el siglo XV. Hablaban de amor, amistad, sátira, filosofía e incluso acontecimientos históricos (Triste España sin ventura, a la muerte del príncipe Juan, heredero de los Reyes Católicos). Lo del villancico como fun-fun-fun son moderneces. Estaban escritos para voz, aunque se supone que se acompañaban con instrumentos musicales.

FATA LA PARTE es un ejemplo de estos villancicos renacentistas. Trata una infidelidad conyugal con final trágico (qu´es morta la muller de micer Cotal). Sin embargo, el tono general de la obra es burlesco, como apreciamos en el ritmo, ternario y alegre, y en el texto (¡guarda si te pillo, don españoleto!). Está escrito en una mezcla de castellano e italiano: es un “estrambote”.

Su forma es ABBA, es decir, estribillo-copla-copla-estribillo. La melodía principal, la más importante, está en la voz más alta o superius. Las otras tres voces, altus, tenor y bajo, la acompañan con estilo acórdico y textura homofónica, es decir, comenzando y terminando todas las voces a la vez, y siguiendo el mismo esquema rítmico. Las frases están muy bien definidas por cadencias.

En el Renacimiento la música aún es modal. Este villancico pertenece al primer modo eclesiástico o Dórico, transportado a Sol: los dos bemoles en la armadura aseguran la disposición de tonos y semitonos. Sin embargo, el uso de fa sostenido como sensible hacia la tónica, Sol, nos acerca a la tonalidad.

El ritmo es muy vivo, ternario: compás simple (3/4) para el estribillo (Fata la parte…) y compuesto (6/8) para las mudanzas. Hay que decir que la partitura que se ve en la grabación es una trascripción moderna, porque durante el Renacimiento todavía no se utilizaban estos términos.

Por cierto, el españoleto se libró (Lui se l´ha escapato por forsa y por arte). Quizá tenga que ver con el que lo escribió era de la tierra…



Danza campesina, Pieter Brueghel el Viejo (1.568)

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