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14 de marzo de 2010

F. CHOPIN, Polonesa Heroica - A. Rubinstein


Frédéric Chopin, nacido en Polonia en 1.810 y fallecido en París el 17 de octubre de 1849 es conocido como “el poeta del piano”, porque su obra alcanza los límites expresivos y técnicos de este instrumento. Los preludios, valses, estudios y polonesas de Chopin son repertorio obligado para cualquier estudiante de piano. Su dificultad es sólo equiparable a su gran efectismo.

Chopin, como tantos otros compositores, fue un niño prodigio de su instrumento, sin descuidar su formación general, destacando en literatura clásica, canto y dibujo. Paseó su talento por Viena, Praga, Dresde y Varsovia, cuyo Levantamiento de Noviembre frente a los rusos le impresionó e inspiró la Polonesa de la audición. Su vida errante, su quebradiza salud (murió a los 39 años), el ambiente que frecuentaba, entre artistas de la talla de Victor Hugo, Balzac, Heine, Cherubini, Delacroix, quien le retrató, y su vida sentimental (estuvo relacionado con la hombruna-feminista George Sand) le encumbran como el paradigma romántico. Compuso casi exclusivamente para piano, instrumento romántico por excelencia, porque permitía recrear el ambiente más íntimo e inmediatamente el más exacerbado virtuosismo heroico.
Chopin, como exiliado que era, conservaba en su mente la sonoridad del folclore polaco. Su obra, aunque basada en esa raiz, no tenía nada que ver con ella: se trataba de una estilización de los ritmos y una visión innovadora de la armonía. El resultado es un corpus muy elaborado técnicamente, melódicamente cantabile y auditivamente sutil, con una ornamentación ligera y virtuosa que ocupa el vacío. La profusión de notas crea un ambiente onírico y poético que no debe verse oscurecido por la evidente dificultad de ejecución.
Arthur Rubinstein, polaco, como Chopin, nacido en 1.887, y fallecido en Ginebra, el 20 de diciembre de 1982, fue uno de los pianistas más celebrados de la Historia del instrumento, gracias a su inconfundible sonido y su perfección técnica. Cultivó su imagen de “virtuoso feliz”, humanista (dominaba ocho idiomas) y disciplinado. Hay que decir que él mismo se impuso el duro ensayo de dieciséis horas diarias frente al piano cuando ya contaba cincuenta años, porque su juventud, aunque talentosa, fue algo disipada. Se retiró en 1.976, con 89 años, con un concierto en Londres.
Sus interpretaciones son siempre vitales y redondas, carentes de un sentimentalismo excesivo. Tocaba como si no le supusiera ningún esfuerzo, una cualidad propia de los grandes intérpretes.
La Polonesa Heroica, opus 53, está escrita en La bemol mayor, en ¾, y fue compuesta en 1.842. Como la mayoría de las obras de Chopin, es difícil difícil difícil, porque incluye muchísimos trinos, escalas muy rápidas, octavas fuertes y rápidas, etc. Y todo ésto, sin que parezca que realmente te estás muriendo. Rubinstein la interpreta sin apenas moverse, pero abarcando casi todo el teclado y ejecutando los más sutiles matices.
Realmente la obra no tiene nada que ver con la danza denominada polonesa, pero Chopin se inspiró en una Polonia libre del yugo ruso y por ello le otorgó este nombre.

La obra presenta dos secciones, en forma ternaria A-B-A, precedidas de una introducción.
La introducción, de tempo libre va aumentando su dinámica (volumen) y altura hasta alcanzar el principio de la primera sección, en 33”. En esta parte se aprecia más claramente el compás de danza. La mano derecha lleva la melodía en acordes de ámbito extenso, mientras la mano izquierda ejecuta escalas en forte que marcan la armonía, acentuando las cadencias. Atención a las manos. Seguidamente, en 1´12”se repite el tema, pero complicado por trinos y en una escala más alta..
Después, en 1´55” se presenta un breve interludio, de tonalidad más oscura e intenso virtuosismo, hasta 2´30”, donde se retoma el tema de la polonesa, en forte.
En 3´12” comienza la parte B, con seis acordes imponentes arpegiados. Seguidamente atención a la mano izquierda, con un ostinato de cuatro octavas descendentes rapidísimas, primero de Mi a Si y después de Re sostenido a La (3´45”), cada vez más fuertes. ¡La secuencia del plano cenital es impresionante! La mano derecha es más relajada y rítmica, con puntillos. En 4´36” se relaja la potencia y la dificultad, y se introduce una melodía más cantabile y dulce, más melancólica, en tono menor.
En 6´10” se vuelve al tema A, en forte, dramático y heroico. En 6:51” comienza la coda, momento álgido de virtuosismo. Y acaba con el público rompiéndose las manos. No es para menos la cosa. Yo creo que hubiera llorado.
“Quitaos el sombrero, señores: un genio”

Retrato de Chopin, E. Delacroix (1.838)

3 comentarios:

  1. La polonesa probablemente más oída, más conocida, más pegadiza y, como resumen: una pieza que hace adeptos a la música. Sobre Rubinstein no digo nada, es un genio, se siente, se ve. Gracias.

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  2. Hola! me encantan las obras de este mes y visualmente la entrada del director de Orfeo favola in musica, muy cinematográfica. Una cosita, que es una archifagot??? Gracias

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  3. Hola! No sé qué es un archifagot, creo que no existe... Sí sé lo que es un archilaúd: es un laúd con el mástil más alargado y mayor número d cuerdas, para conseguir un sonido más grave. Quizá te refieras a eso. Un saludo!

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